Esta columna del arquitecto Nicolás Cañas nos presenta la riqueza patrimonial del Cementerio General de Santiago.
El Cementerio General representa una pequeña ciudad dentro de Santiago de Chile. Su distribución sigue la cuadricula fundacional de nuestra capital en forma de damero, con su propia estructura urbana, con hermosas avenidas arboladas, calles, plazas y notables monumentos, distribuidos en 86 hectáreas de la comuna de Recoleta.
En su origen fue planificado en una zona alejada del centro de la ciudad, en el sector de “La Chimba”, siguiendo conceptos sanitarios, tales como el de alejar enfermedades y muerte de las ciudades.
Fue inaugurado por el director supremo Bernardo O´Higgins el 9 de diciembre de 1821, siendo el primer cementerio público de Chile. El deseo de O’Higgins fue construir un lugar para el recuerdo eterno de los antepasados y donde se pudiera rendir honores a los héroes de la naciente patria y grandes personajes de nuestra historia. Así, unificar la nación y afianzar el sentimiento de chilenidad.
Aquí perdura la memoria de cerca de dos millones de personas junto a personalidades como los presidentes José Manuel Balmaceda, Arturo Alessandri o Salvador Allende, el patriota chileno Manuel Rodríguez, los destacados folckloristas nacionales Violeta Parra y Víctor Jara o el pintor y grabador chileno Nemesio Antúnez, entre tantos otros.
También existen tumbas o memoriales muy destacados, como el del Círculo de Periodistas, la Sociedad de Artesanos, colonias extranjeras, Cuerpos de Bomberos o Memorial de los Detenidos Desaparecidos.
Su carácter de “necrópolis”, ciudad de los muertos, le otorgan el carácter de hito urbano ya que contiene un alto valor patrimonial arquitectónico, escultórico y social para los chilenos.
Sus accesos principales son por avenida la Paz y por avenida Recoleta. En el primero destaca una enorme plazoleta circular rodeada de un corredor con arcos de las antiguas bodegas y caballerizas. Al centro figura el Monumento al Dolor del escultor francés Albert E. Carrier Belleuse. Además, al ingresar por avenida La Paz, sobresale la gran cúpula y su cielo interior con oleos frescos del pintor italiano Roberto Fulle.
Un aspecto interesante es la diversidad de los mausoleos de estilo gótico, maya, egipcio, griego, morisco, donde destacan las obras de los arquitectos Tebaldo Brugnoli, Manuel Aldunate y Teodoro Burchard. Además del trabajo artístico escultórico de Rebeca Matte, Marta Colvin o Totila Albert.
El cementerio es un lugar único dentro de nuestra ciudad donde los visitantes pueden descubrir parte de nuestra historia y disfrutar de una arquitectura única y de gran valor patrimonial.
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